Cuatro mitos en torno a las herramientas tecnológicas

De vez en cuando «rescato» de la estantería de los libros ya leídos algún volumen al azar, para refrescar ideas, hojeándolo en diez minutos, por encima, para recordar el sentido general del libro, y alguna página a la que llegue por azar. Hoy, haciendo esto, me llevé una sorpresa: el libro que elegí (El lider con vocación de servicio, de James A. Autry), me resultó totalmente nuevo, y tanto: ¡aún no lo había leído!, lo había confundido con otra obra (La Paradoja, de James Hunter), quizás por que el título original de este último es The Servant, y la paradoja que anuncia el título en castellano es que para liderar hay que servir.

En todo caso, una vez que tenía el libro en mis manos, seguí echando un vistazo rápido, y enseguida me encontré leyendo el capítulo 6, en el que el autor ofrece a la consideración del lector cuatro mitos que rodean a las nuevas herramientas de trabajo que la tecnología nos ofrece. Me llamó la atención el tema por ser yo mismo un entusiasta de estas nuevas herramientas (PDAs, correo electrónico, blogs, wikis, y tantas otras). Podría resumirse la perspectiva de James A. Aurty en este capítulo diciendo que debe primar por encima del enfoque tecnológico el enfoque humano, y que las herramientas tecnológicas son sólo herramientas al servicio de las personas, y no son el trabajo ni lo sustituyen, así, un trabajo de calidad inferior, plasmado en una presentación de power point ilustrado con vídeo e impresionantes animaciones, sigue siendo un trabajo de calidad inferior.

Veamos ahora los cuatro mitos señalados por Aurty.

  1. Estamos más comunicados. Aunque cada vez estamos más conectados electronicamente, también lo estamos menos personalmente. Una conexión de banda ancha en nuestro PC, que nos permita transmitir y recibir enormes cantidades de información a la otra esquina del mismo no nos ayuda (¿quizás nos impida?) disfrutar de más y mejores relaciones humanas.
  2. Las herramientas electrónicas han hecho que la comunicación sea más rápida, mejor y más precisa. Centrándonos en el correo electrónico, el autor afirma que es una herramienta muy adecuada para enviar información, pero pésima para comunicarse. El correo electrónico ha reducido el tiempo que las personas compartimos en el trabajo: si antes caminábamos unos metros para comentar cualquier asunto con el vecino del despacho próximo, ahora lo resolvemos con un mensaje.
  3. Las nuevas herramientas hacen que la necesidad de que todo el mundo acuda a un mismo lugar para trabajar en grupo sea cosa del pasado. En las oficinas virtuales se pierde, según Aurty, el sentido de comunidad de trabajo, diseminándose el poder que supone un grupo de personas persiguiendo una meta común. Explica el caso real de un equipo que se veía obligado a trabajar diseminado, y en el que optaron por reunirse fisicamente seis veces al año.
  4. Cuando alguien hace «multitareas» consigue rendir más. Ya nos ocupamos de esto en otra entrada de este blog. Las personas no hace multitareas, los ordenadores sí. Si lo empleados creen que ellos mismos, al igual que los ordenadores, pueden hacer varias cosas al mismo tiempo, esto puede acabar siendo una excusa para no dedicarse «en cuerpo y alma» a nada, y por tanto, no hacer ninguna cosa bien o a conciencia; estar haciendo una multitarea muchas veces significa estar «pifiando» muchas cosas al mismo tiempo.

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